Sigo siendo el...

Ayer, mientras entintaba esta página, me enteré que el sitio de la Revista 2010 fue dado de baja por el hosting en circunstancias extrañas. Y las respuestas resultan dudosas e insuficientes. Muchas casualidades: blogs y cuentas de Youtube que desaparecen, apropiación del aire radioeléctrico y ahora esto. Hay tentáculos grandes. Pero no voy a entrar en detalles. Si querés, entrá a El problema de Orwell, que ahí el Coco Fonrouge te lo explica mejor de lo que yo podría.
Si bien la historieta no trata sobre esta cuestión específica, sí la sobrevuela de alguna manera (más allá de contener cuatro mensajes que pueden no relacionarse entre sí de manera consciente, lógica). Este hecho, para nada menor, me impulsó a apurar su publicación, dejando para más adelante la que esperaba turno.
No es mera solidaridad ante un atropello a la libertad de expresión, esa con la que tantos se llenan la boca para luego convertirse en victimarios. Con la 2010 me une una relación más estrecha. Quienes la llevan a delante fueron –y siguen siendo, de algún modo– compañeros de militancia. Fueron los que me formaron políticamente, los que me quitaron ese purismo ideológico que cada tanto amenaza volver, los que me hicieron meter las patas en el barro después de tanto libraco. Tipos y tipas a los que valoro enormemente, no sólo por el laburo que hacen, sino por su calidad humana. Fueron, son y seguirán siendo mis amigos aunque ya haga demasiado que no los vea. Por eso a ellos van estos garabatos.